Hay ciudades especiales,ciudades con estilo,ciudades elegantes y además con encanto,Lisboa es una de esas ciudades.Hay ciudades para el viajero que quiere sumergirse y empaparse de una cultura diferente y cuando descubres estas ya jamás las olvidas. Sus imágenes se quedan atrapadas allí donde la memoria las puede rescatar una y otra vez. Son ciudades a las que deseas volver e impregnarte de aquello que te transmitieron en el primer viaje.
De la capital portuguesa emana el olor añejo en fachadas y calles, en tranvías y plazas. Ciudad albero, ciudad de los sentidos bañada por el Tajo. Lisboa embriaga,Lisboa enamora,si quieres soñar ven a Lisboa (Vi)
APROXIMACIÓN POÉTICA A LISBOA
En cada rincón de Lisboa me nacía un artículo que nunca escribiré. Las tascas viejas y casi sórdidas, las que asan sardinas y pedazos de cerdo en plena calle. Los bares que hacen un esfuerzo por aportar algo de modernidad a la ciudad. Las mujeres que llevan la letra de un fado escrita en el iris de los ojos. Los muchachos que te miran con recelo y con orgullo.
En cada rincón de Lisboa perdí un artículo para siempre, un poema, un puñado de versos que no supe escribir porque me dediqué a mirar, a oler, a vivir. Lisboa es la ciudad que habría que poner como ejemplo del poder nefasto de los malos políticos. Se palpa a cada paso, en cada calle, la desidia con la que sus gobernantes dejan que los barrios históricos se caigan a pedazos, literalmente. Tantas fotos hacíamos los turistas a los monumentos sublimes como a las casas achacosas y medio arrodilladas, engastadas en basura y abandono, regadas con orines de borrachos y de no borrachos, sobrecogidos todos por la tristeza de este espectáculo intolerable, como el de ver a un viejo héroe en el trance final. A Lisboa, como a los viejos héroes, lo que le sobra es el presente, le asfixia el presente. Todo lo demás es en esta ciudad un lujo. El pasado es su justificación, su credencial, su currículum. Y el futuro, si por cosas del azar consigue enhebrar con una casta política medio decente, puede ser tan brillante, alto y claro como ese cielo que te sale a recibir en cuanto bajas del coche.
Lisboa se tragó de una sentada un hatillo de páginas que ya nunca escribiré. Se alimenta Lisboa de nostalgia ajena. Esa es la naturaleza de su famosa saudade. Su saudade es un manto de tristeza donde deja el viajero un jirón de su propia melancolía.
Florian Recio
Publicado en la contraportada del periódico Extremadura
Publicado en la contraportada del periódico Extremadura
Lisboa era brisa de Alfama y de mar,
mar como lanzada de sal sin secar.
Lisboa era el mundo, Lisboa era luz
Lisboa era mía, Lisboa eras tú.
... Lisboa era un puerto donde yo atraqué,
Lisboa era un sueño dentro del cuartel
que tus labios dulces supieron romper
Lisboa te amaba, como yo te amé.
Derramando besos llegué hasta el final,
donde las palabras no quieren hablar.
Me serví otro trago, y otro trago más:
Lisboa era el paso hacia la eternidad.
Lisboa pedía el poema mejor,
la mirada más tierna, flores, la voz,
la sangre más joven de mi corazón
Lisboa era el tiempo, Lisboa era yo.
Lisboa de barcos, turquesa y hollín;
Lisboa y tu pecho, Lisboa y carmín.
Lisboa era un verso, Lisboa era el sol
Lisboa no tenía herida y lloró.
Lisboa fue lluvia, tabaco, y canción
Liboa fue como un desgarro de ron
que prendió en la almohada cuando amaneció
Lisboa gritaba cuando dije adiós.
Lisboa me grita diez años después
la voz más amarga, más dura que ayer.
Lisboa me cuenta que te abandoné
y Lisboa te ama como yo te amé...
Lisboa era un sueño dentro del cuartel
que tus labios dulces supieron romper
Lisboa te amaba, como yo te amé.
Derramando besos llegué hasta el final,
donde las palabras no quieren hablar.
Me serví otro trago, y otro trago más:
Lisboa era el paso hacia la eternidad.
Lisboa pedía el poema mejor,
la mirada más tierna, flores, la voz,
la sangre más joven de mi corazón
Lisboa era el tiempo, Lisboa era yo.
Lisboa de barcos, turquesa y hollín;
Lisboa y tu pecho, Lisboa y carmín.
Lisboa era un verso, Lisboa era el sol
Lisboa no tenía herida y lloró.
Lisboa fue lluvia, tabaco, y canción
Liboa fue como un desgarro de ron
que prendió en la almohada cuando amaneció
Lisboa gritaba cuando dije adiós.
Lisboa me grita diez años después
la voz más amarga, más dura que ayer.
Lisboa me cuenta que te abandoné
y Lisboa te ama como yo te amé...
Vi&Be
Has conseguido arrancarme una lágrima ... ¡¡una belleza!!
ResponderEliminarLisboa pedía el poema mejor,
la mirada más tierna, flores, la voz,
la sangre más joven de mi corazón
Lisboa era el tiempo, Lisboa era yo.
GRACIASSSS ;-)
Cuando estuve en Lisboa, recuerdo que me sorprendieron muchas cosas, pero lo que más fue el color de las piedras. Qué bonita ciudad, sus callejuelas, me acuerdo de lo difícil que me resultaba caminar con mis zapatos de tacón por la noche cuando salimos a cenar. Fuimos a un sitio encantador muy típico donde cantaban FADOS. Una mujer espectacular, guapísima, que tenía una mirada que te rajaba de arriba a abajo y que sesgaba con su voz tus entrañas.. y te emocionaba profundamente. Recuerdo que casi ni cené. NO podía dejar de mirarla. Qué maravilla.¡¡¡ También estuve en un museo de carruajes y en un palacio real, pero sin reyes que lo habitaban. Me pareció triste y nostálgico. Pero el color de las piedras no lo olvidaré un color que resplandecía al atardecer y al amanecer...¡¡¡ LISBOA... ¡¡¡
ResponderEliminarNuria Falceto Uriol
Dos sitios que nadie deberia perderse porque no dejan indiferente.Maravillosas ciudades de mis sueños.
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